martes, 7 de diciembre de 2010

La representación artística del problema narco













Dibujo Óscar Jaramillo, Sin título, 1996 Dibujo Óscar Jaramillo, Sin título, 1995

El arte antioqueño y el problema narco que surgía en las décadas de los 70´s y los 80’s confluyeron de una manera natural, según el dibujante Óscar Jaramillo; mientras que en los 90’s y en el 2000 los artistas se aproximan a la violencia narco para lograr una catarsis en este problema social, como lo explica la artista Marta Lucía Villafañe.

Antioquia es uno de los departamentos colombianos de mayor producción y tráfico de drogas. Desde los 70’s, ha sido la cuna de reconocidos narcotraficantes como Pablo Escobar y los Ochoa (conocidos como los Jinetes de la droga); y también se ha convertido en el lugar de reconocidos artistas como Marta Lucía Villafañe, Óscar Jaramillo, Fernando Botero, Ethel Gilmour y Débora Arango. Arte y problema narco se relacionan cuando los narcotraficantes compran las obras artísticas o cuando el arte representa la problemática social, económica y política en la que se convierte el narcotráfico.

Santiago Rueda Fajardo explica en su libro “Una línea de polvo. Arte y drogas en Colombia” que el narcotráfico empezó en Colombia en los 70’s con las plantaciones de marihuana. A mediados de los 80’s, se comienza con el procesamiento y el tráfico de la cocaína y a finales de esa década y a principios de 1990 cuando el problema narco se agudiza por su crecimiento.

De igual manera pasó con el arte, como lo explica Mauricio Hincapié, curador de la Colección de Artes Visuales del Museo Universitario de la Universidad de Antioquia. En los 70’s unos pocos artistas, como Óscar Jaramillo, hacen reflexión sobre el asunto pero es entre 1980 y 1999 cuando el arte comienza a hacer mayores reflexiones entorno al problema narco y a sus consecuencias.

El hablar del problema narco es ir más allá del narcotráfico de estupefacientes, es incluir el procesamiento de algunas plantas, la distribución, la compra, la venta, los muertos, los adictos y los expendedores, comúnmente conocidos como ‘drug dealers’ por el término en inglés.

Óscar Jaramillo es un dibujante y un grabador antioqueño que surgió en las décadas de los 70’s y continuó realizando su obra en los años siguientes. Jaramillo explica que la representación que hizo el arte en ese entonces del problema narco, cuando éste apenas estaba surgiendo, se dio de una manera natural. El que era el ‘pillo’ (ladrón) del barrio se convirtió en el narcotraficante colombiano. “Uno no alcanzaba a ver bien ese fenómeno porque todo era muy natural. Yo representé a mis contemporáneos, a las personas de la noche, la bohemia, los bares y todo lo que uno veía. Y dentro de lo que uno veía estaban los que después serían los grandes ‘narcos’”.

Jaramillo describe a la ciudad de Medellín de ese entonces como “un pueblo de unos cuantos habitantes. Y como era mucho más chiquita que ahora, uno conocía a todo el mundo. Todos conocimos a alguien que era un narcotraficante o de la familia de uno de ellos. Es por eso que en esa época no alcanzamos a imaginar las dimensiones que el problema narco alcanzaría unos años después.”

Por su parte, Marta Lucía Villafañe, pintora, escultora y artista gráfica, dice en toda la historia del arte ha habido “artistas intimistas, abstractos, banales y quienes son un grito de horror y de auxilio.”. Asimismo, describe las décadas del 1990 y del 2000 como una representación artística variada, sin ninguna expresión contundente ni muy determinante en cuanto al arte en Antioquia. “Me parece que esta inexistencia de una expresión conducente de la región que no la ha habido en mucho tiempo. Eso se debe a que las facultades de artes están haciendo la labor, a mi manera de ver, mal hecha.”.

En este sentido, Mauricio Hincapié Acosta asegura que en la medida en la que se evolucione en el tema del problema narco, las perspectivas artísticas y representacionales irán cambiando y se irán mezclando, como siempre ha sucedido, el análisis y las situaciones de la sociedad con el afecto y la sensibilidad del artista.

Sin embargo, Villafañe dice que aunque el arte represente el problema narco éste es un tema las personas esquivan porque las encuentran de mal gusto. “Así como en el psicoanálisis personal el ser humano hace una catarsis y exorciza el hecho que le hizo daño, las sociedades hacen lo mismo al nombrar lo que pasó y una de las formas para hacerlo es el arte.”.


Escultura en césped de Villafañe, 'N.N', 1999

Una de las obras de Villafañe es una escultura en césped titulada ‘N.N’. Ella explica esta pieza como una necesidad de nombrar y de recordar los muertos que ha dejado el problema narco en el país y en el mundo.

“En esa época (1999) se les llamaba ‘muñecos’ a los que mataban porque cuando los cuerpos ya estaban muertos, se hinchaban y quedaban como un muñequito de trapo. Un día mi niño vio un cadáver de esos y me dijo: ‘¡Mami!, un muñeco’, como si fuera un espectáculo. Nos acostumbramos, nos anestesiamos al horror de tal manera que hacerle un homenaje al muerto N.N tirado en la caneca reivindica la vida que se quebró y el hecho que no se puede olvidar”.

Por otra parte, está la también escultura en césped titulada “El Caído”. Villafañe explica esta pieza como “un muerto que es ya no es un muerto por ajuste de cuentas. ‘El Caído es un ser que empeñó su vida por el pueblo y que los narcotraficantes, por castigar al pueblo, matan a su líder.”. Asegura también que nombrar el hecho es “mostrar que si ustedes (los narcotraficantes) lo mataron (al líder) eso lo llevó a la vida eterna”.

Escultura en césped de Villafañe, El Caído, 1999

Otra de sus obras es "En campo abierto", en la que representa algunos animales como el gallinazo y la vaca con un cultivo de maíz en medio de sembrados de sorgo.

Óscar Jaramillo explica el comienzo de la compra de arte por parte de los narcotraficantes diciendo que en Medellín no había quien comprar las obras hasta que surgió el narcotráfico. “Los artistas éramos unos cuantos y no había moda en el arte ni tendencias. Los artistas vendíamos muy poquito por lo que no había casi potenciales compradores. Entonces, cuando llegaron los narcotraficantes a comprar las obras a precios astronómicos, gran parte de los artistas entraron a la moda de vender a altos precios y a venderle obras a los ‘narcos’, pero eso fue pensando netamente en lo comercial.”.

Ya sea con la compra y venta de obras o mediante la representación, algunos artistas antioqueños se han relacionado con el problema narco de diversas maneras y con distintos propósitos. Es mejor decir algunos artistas a decir el arte antioqueño pues como dice Marta Lucía Villafañe “al artista dicharachero no le queda bien hacer arte desgarrador y al artista desgarrador no le queda bien hacer arte dicharachero”. Sin embargo, no ha existido una representación contundente en uno de los departamentos de más tráfico de drogas de Colombia, como lo es Antioquia.


Dibujo de Óscar Jaramillo, Sin título, 1985 Dibujo de Óscar Jaramillo, Sin título, 1982

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